Tuesday, May 04, 2004

Dedicado a John Lennon

Estaba sentado en el sofa sin querer prender la television, descubriendo el porque de mi angustia solitaria en los reclamos de cada celula de mi cuerpo impregnada de un Adn que pide resurreccion tribal.
Y una vez mas fue John Lennon mi salvador. Despues de leer su excelente librazo, no quise evitar contagiarme y navegar un poco en su curvosa imaginacion....

Sobre Cuaderno Cuadriculado

Tengo ampollas en los ojos de tanto mear esta tarde así pensé. Y porque será o fué que los astutos dieron paso a interminables nubes de antiguas formas que alumbraron el azul de una mañana lluviosa?
Cuanto mascando estaria un chicle volviendome pickle.
Pero ahora, no te detengas porque se te pueden caer las muelas. Que rebanada de cebolla que florecio en la rejilla de la vecina!
Ella estaba ausente cuando mis desnudos sobrinos fastidiaron al portero y sin embargo nadie parecio quejarse en el colectivo.
Rumiando en Escocia parecia desmoronarse pero fue la nota lo que falto en su bolsillo.
Ademas este exilio superfluo puede engomarle el vientre a mas de una cucaracha.
Salto unas papas y riendo a suelta.

Que gallinada! la mosca tarareaba y el olorvolvia el aire casi impalpable.
La sabana se enrollaba en mi tobillo tanto como mi rodilla golpeaba mi frente.
Asi transcurria muerta la fatidica mañana en que un aluvion de mocos erosionaba mi bigote.
En eso estaba cuando el pelaje de mis orejas denuncio una sobredosis de azufre y mis cejas se confabularon con mis pestañas y con una vil emboscada se cargaron a mis inactivas pupilas dilatadas.
Cristo en la cruz y Mahoma en la montaña, Buddha en el arbol, Moises en el desierto, el che guevara en la sierra, John Lennon tocando el piano blanco en la casa blanca en el verde prado, donde abejas, gorriones y escarabajos en bolas cada uno en lo suyo y el sensual eructo de mi amada.

No me dejes como asteroide sin polenta, como galletra sin migraña, como octava maravilla de la cienaga descubierta en Oran gutan.
No me mires por debajo de la pizza, podes equivocarme y mendigando la panceta estornudarte cristalina.

Esta vez estoy cantandole al asceta tribal, estoy contigo.
Esta vez estoy cantandole al mendigo ensoñado, estoy contigo.
Esta vez estoy mirando tus tobillos desnudos.
Esta vez estoy tragando saliva.
Esta vez estoy con esta convulsion mortifera quemando la esponja y ladrando y martillandome un dedo.
Esta vez estoy arrastrando la media por la colcha.
Estabas alli y me buscas en el frio, y manoteando en la risotada me metes un dedo en el ojo y te digo amorosamente: vete.